Entradas

Mostrando las entradas de junio, 2009

Golden slumbers

Una canción hermosa

Consecuencias (o de amor y toxicidad)

Para Fabián . I. Estos días van marchitos como un vagón de amargura recubierta de moho vos aun sos irremediable en las noches anónimas y sobrias que imploran estrellas aunque haya que enchufarlas mientras apilo montañas de horas sin olvido, todavía seguís entre esos escondites que cuando necesito no me alegran con mentiras porque ya son como aquellos libros que lanzan bombas de tormento y escupen en lo más blando de la cara la terrible realidad. II. La vida se me quiebra como una burla o un sarcasmo (¿Acaso nunca has querido que muera quien tenés más cerca y se retuerza en su inmundicia para llorarle luego como sintiendo una pena?) III. Desearía que te murieras por las calles, que te arrancaran el corazón del pecho y me lo vendieran como quien vende brillantes postales desearía que te murieras para resucitarte, para condenarte conmigo para que estuvieras igual que yo, convertida toda en un cáncer terminal mientras me entierro las uñas en el hígado y en v...

Fusión (Aquella María Patricia)

Imagen
Y pensar que creí que la había dejado perdida en alguna esquina de bar o cuarto barato de motel, quizá entre cartones de vino malo y resacas que duelen más en la conciencia que en el hígado marchito y humillado. Creía que a fuerza de excesos esa muchacha de noche y de gatos colgaba junto a los cuadros viejos de las cantinas que cantan amarguras olorosas a ron y a colonia empachosa. Ahí donde se apoyan en los respaldares carcomidos espaldas tristes resignadas a no olvidar: que toman para recordar con más fuerza que el olvido como prostitutas marchitas que inventan nombres y sueños en el espacio infinito que habita entre un cuerpo y un pantalón (total la memoria siempre abraza, es consuelo ante el golpe de haber vivido). Por mucho tiempo esperé ver en la portada de los diarios el cadáver roto de esa María Patricia, con qué ansias revisé los obituarios y asistí a todos los funerales rebosantes de color y de flores (como una primavera feliz) que hubo en esta corroída ciudad. Me mezclé ...