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Segundo aguacero

 Llega de repente esta tarde  con el segundo aguacero de la época donde se van agotando los dedos para decir la edad. Los amigos y hermanos ya son monumentos declarados, caras lejanas con un hilo reventado. Los vínculos ya se han roto por la rigidez de ser unx mismx y lo blando queda cada vez más profundo dentro del exoesqueleto madurado. Mis palabras intrépidas ya son ruinas arqueológicas  para las potentes piernas jóvenes. Trato de seguir corriendo a ritmo pero todo se va pasando, todo se va yendo. Acá nos quedan cicatrices, aprendizajes y pérdidas: del bello, de volumen, de ganas de intentar una vez más. Llega esa tarde de humo y nevera y acumula cuentas, arreglos, goteras y cansancio. Otra vez alguien se va, inevitablemente hace que se presenten quienes hace tiempo no están. (Me adelanto en el tiempo pienso en ese otro día de lluvia  en el que no quede ninguna de mis madres y en el que mi agenda telefónica sea si acaso un directorio de memorias sin correspondencia física) Llueve ho

Canción repetida

 Mi corazón será un avión que desploma en picada caigo libre y la tierra quieta se acerca a velocidad fatal. La noche será un perro que aúlla o bien el zapato que cuelga del cable en la madrugada que le sigue a este día de inmensos aguaceros. Te vi en un concierto y sentí bordarse miradas entre canciones y luces Sentí una existencia clavada entre las orejas detrás de mi cabeza habita otra humanidad. Vos, una mesa y la canción que ahora se repite. Mi sueño será una vigilia dilatada, el humo la sensación de transportarse a otras consciencias. Pensaré en invitarte a un lugar cargado de árboles y horas en mí ya todo es movimiento y efervesce. 

Calma alma

 Potencia vital danzando calma de sábado por la tarde, de sol brillante con viento frío, así me gustan los días y la vida. Escribo desde este lugar que ahora es monte sagrado donde contemplo tranquila y nada me falta. La sabiduría y la paz  huelen al abrazo de mi abuela, a su sonrisa liviana y amable de pétalo de violeta y palangana de agua. La sabiduría y la paz ganadas se fecundaron en un pozo muy hondo lleno de tristeza y dolor. Estuve muy sola y perdida ahí. Inhala... ahora exhala contempla números y secuencias, una luz se acerca muy lenta tu presencia me da fuerza, siempre he sabido que estás ahí. El sonido de la lluvia, el calor gatuno y la comida de casa me confortan, aquí estoy sentada en el medio de la calma. Esta música nostálgica me acaricia y me mece un poco el almita.  

Retirada

Mis mermados ejércitos del querer abandonan estas tierras mi silencio es un grito de retorno mi cierre, la cremación de todas las posibilidades caídas. Voy reagrupando los tigres que una vez te liberé, recojo mis miradas de ternura y de lascivia, mis prolongadas ilusiones sentadas en la sala de espera. Lo recojo todo, hasta mi dignidad y mi derecho, y lo guardo en la bolsa de papel que una vez me preparaste. Estoy de mudanza y es hacia mí misma,  vuelvo al centro, al ser lobezno,  hago territorio en mi propia carne y alma. Vine a hacerte un regalo y ya no hay nada que quiera dar. Miro desde la distancia de mil pantallas luz tus homenajes a otros nombres no pronunciados y pienso que ya no puedo ser más una puerta que sin llave ni confesarte que a veces enmudezco de celos. Si acaso otra presencia es mi ficción, hay algo aquí  que sabe entre ácido y repetido: tu forma de irte tiene la trayectoria de un trencito de feria. Vine a hacerte un reclamo y ya no tengo legitimidad. Sin visado en e

Entrelazadas

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Formamos un lazo una trenza de dedos alternados un zíper que se va cerrando dos manos que conectan otras anatomías  menos visibles, claras mudra de promesa. En otra cara de la dimensión alguien piensa en el apego: si será un nudo que amarra o cercanía que teje. Hay dos manos tomadas entre sí dos inconscientes tirados en las almohadas. Lo veo dormir,  su cuello en el que me haría una casita pequeña para vivir me da una sensación de pradera amaneciendo y sus ojos cerrados son mis deseos de apostar al infinito. No sé qué hago ahí, aunque es mi casa. Quiero decir, no sé qué estoy haciendo en tal momento si contemplo un lago o soy el agua que se sacude la imposición de la forma y se mueve, no más. Despierta, se abre el ojo de agua y sucede esa conexión casi necesaria de extremidades, agarre de quien teme quedarse perdido en la oscuridad o la multitud, que a fin de cuentas están hechas de lo mismo. Como una promesa que me hago a mí misma surge la secuencia de relieve montañoso alternando sus

Me nombra

Me nombra susurra mi nombre con algo de mi existencia puntual Me llama y me trae una invocación Me nombra me nombran llama mis sílabas y las dos letras que parecen equivocadas o incompletas Como un conjuro me traspasan las palabras me llevan a otros lugares y me ponen ahí Me nombra tan real que da miedo su narrativa me reescribe me reinterpreta me transfiguro en algo que no soy y existo ahí soy materia oscura. abril 2020

Souvenir

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Asignar valor construir un lazo entre momento y materia, arquitectura de significados y sentimientos, con un objeto que ahora es testigo y testimonio. Fotos sonrientes por la casa bolsillo lleno de hojitas aterciopeladas, una pieza de árbol que escuchó confesiones imposibles, Vegas con enanos, lindísima lista de sonidos y un rojo aguijón del origami que aprendí para vos. 5 de junio

Ofelia

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Te comprendo Ofelia te miro desde acá y envidio tu condición  de corriente. Estás tan liberada, tan llena de flores y de risas para nadie tan conectada hacia adentro hablando a destinatarios sin juicio Hoy entendí que la mejor forma de soltar y fluir es en el agua y quiero ir con vos, abrazarte dejarte que me convenzas. Y no tener más rumbo que un cauce ni más sombras que el reflejo de los árboles. Lavar todas las manchas que la historia ha estampado y ser solo río raíz sustento canciones de presente que desemboquen en el mar.

Solitud 111

La soledad es esta pantalla que me alumbra la cara a falta de una mirada en donde reconocerme. Es el encuentro de la nada y el vacío cuando mis afectos buscan ubicarse  en los mapas que no cargan. Es el cigarro que me consume -y no yo a él-  para quemar el tiempo, las ansias y los tejidos. Huele a hueco, a pozo oscuro, a caverna profunda,  se ve en mis ojos rojos y desorbitados. Suena a todos los mensajes que escribo y no me animo a enviar, en las palabras atoradas  en el desagüe tapado que me rebalsa en la pandemia testaruda no entiende desapegos. Es tu nombre que no paro de pronunciar,  esas cinco letras con las que amanezco. Se siente como estas ganas de colgarme de algo que me sostenga.   Es esta mala noche, este día cabrón en el que respiro en arritmia resignada y sobrevivencia mientras algo de hoy se acaba en definitiva. Es el cumpleaños que no quiero tener y que me aterra que llegue, mi edad de sol, la fiesta sorpresa que no fue cierta, las reservaciones ignoradas, los planes ca

Charco

Él viene y se va,  él me entrega algo y luego se aleja. Yo sigo estando verde, lo oigo en la radio. A veces me siento mal, tengo náuseas, pienso en mi muerte, no le cuento a nadie mis dolencias, recuerdo a gente que no habita. Él está triste y por eso se va aunque tenga poco sentido para mí que creo que huye de la alegría. Luego entiendo el pulso entre deseo y necesidad y le hago una ofrenda para que pueda estar bien. Tenemos heridas y por eso nos encontramos Él, ellos, ellas, yo. Hay tantas cosas que duelen y se sienten más en el sonido del encierro. La normalidad es una obscena pandemia me lo grita un estallido de realidad que no conforma. Dentro de mí perdura tanto amor en movimiento aunque naturalmente a veces se empañe, a mí también los colores se me destiñen a gris. Por eso a mi angustia le trenzo el pelo yo,  no le corresponde a nadie más, la reclamo como mía para poder atravesarla, aniquilar su espectro oscuro con este saber,  no cederle mi fuego vital. Yo me pongo escarcha, me

Instantánea

Te extraña mi sillón para recostarse con la secuencia tenue de luces amarillas mientras el mundo ocurre afuera. Te extrañan las series con capítulos pendientes y las somnolientas películas sin terminar. Te extrañan las carcajadas que ahora no pueden salir porque no están aquellos ridículos videos alumbrándonos la madrugada. Te extraña también el lado de adentro de la cama y el paño que aun cuelga como bandera derrotada. Te echan de menos mis gatxs y mis amigas, la hora de la cena, la prensa del café, la ruidosa tetera a punto de despegar y las sandalias que no podías dejar... Aunque no te lo diga, te extraño mucho yo, que únicamente te veo sonriendo en la puerta del refrigerador.

Tactus

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Otro ritmo, menos revoluciones vienen a desacelerar las ansiedades Me entero que no es irse o quedarse todas las veces, que hay grises y hay verdes, que son espacios de vida resistiendo las líneas que separan. Vamos habitando territorios producidos por el movimiento, adagios personales, a veces más largos, a veces más andantes. Estamos en un tiempo que no es para repetir, soy cinemateca de proyección interna donde ya no habrá retorno a eternidades de angustia ahora yo soy otra, somos otros los demás, cargamos cicatrices, engullimos tomos de lecciones que derrotan la ciclicidad que se muerde su propia cola. Los latidos marcan el tempo un tactus particular para cuidarnos y sanar para caminar con paso de bosque en la mañana con frescor de rocío en la respiración, sin miedo a irse y llegar a cualquier lugar como paseando y contemplando nuestras propias vidas en busca de algo bello y transparente como pájaro o riachuelo en su canto y armonía.

Nómada o estación

Para Paulo Enmarañado subís y bajás campante, deslizante como la araña que se empeña en poblar mi salón Dispar también, tenés un ojo maravilloso que mira hacia dentro con la abnegada terquedad de un sabio estudioso que algo va a encontrar. Parte nómada, parte estación o mixtura sin resolución plausible , tomarás los restos de las vestiduras rasgadas para limpiar el charco de la leche derramada sin llorar una lágrima que esté de más. Caminás cargando tu historia en ese maletín resignificado en el que pusiste tu dignidad y amor en esos quilos delgados que van recuperando su forma en los nuevos rituales de traer paz, caminás sobre todo de noche y ahí te iluminás. Ya pasaste por muchos campos de batalla y en el último round reconociste en la campana perdidas ganas de vivir. Ahora estás triste por los panes quemados, aún recocinándose en el horno por la llave quebrada en la puerta de entrar por la resaca que deja la ilusión cuando el interruptor se pone en off.

Dormir

Para Paulo Su cuello es un puente tibio y largo de texturas suaves y blancas, conecta como un púlsar las nebulosas del pensamiento con el núcleo de su pecho. Se me antoja pensarnos como cúmulos de estrellas jugando a engatusar los telescopios. Algunas veces lo miro al dormir, lo siento respirar asmáticamente, navego su aliento y los cálidos grados de su temperatura. Lo contemplo en la almohada que hace de vitrina y trato de descifrarlo, descenderlo con antorcha en mano, por mil gradas angostas y a oscuras con tal de entrar a sitios que parecían cerrados al mundo hasta topar con las fotos de su cámara secreta. Intento reflejarme en su primer espejo de cuerpo entero, pasar sus páginas llenas de notas al margen, decirle todo mi interior desde el silencio. Me llama la noche en su agujero profundo, irreversible a ese paralelo sin conscientes o me da el sol en la cara cuando hace trampa por las cortinas consteladas Here comes the sun, little darling and it's all

Bekunis

Que nada me cambie que nadie me quite mis ganas de cambiarlo todo que siga siendo una flor que nunca ceda mi forma de querer, intensamente, sin cuentagotas. Que no se me dosifique la alegría ni haya día de restricciones para abrazar y apalabrar los sentimientos Que siga siendo transparente aunque se me señale infantil e ingenua. Que no se me amargue el sabor de cada mañana,  que es una conquista del sol. Que nunca me deje de importar la sonrisa otra, la otra mirada. Y  que si cambio no sea para el dolor, sino sea para brillar y ser más yo, que valgan todas las penas que sea porque las batallas han sido ganadas o aprendidas porque soy más libre y más sabia como un árbol bajo la lluvia, un bosque o una montaña.