Consecuencias (o de amor y toxicidad)

Para Fabián
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I.
Estos días van marchitos como un vagón de amargura recubierta de moho
vos aun sos irremediable en las noches anónimas y sobrias
que imploran estrellas aunque haya que enchufarlas
mientras apilo montañas de horas sin olvido, todavía seguís
entre esos escondites que cuando necesito
no me alegran con mentiras porque ya son como aquellos libros
que lanzan bombas de tormento
y escupen en lo más blando de la cara la terrible realidad.

II.
La vida se me quiebra como una burla o un sarcasmo
(¿Acaso nunca has querido que muera quien tenés más cerca y se
retuerza en su inmundicia para llorarle luego como sintiendo una pena?)

III.
Desearía que te murieras por las calles, que te arrancaran el corazón del pecho
y me lo vendieran como quien vende brillantes postales
desearía que te murieras para resucitarte, para condenarte conmigo
para que estuvieras igual que yo, convertida toda en un cáncer terminal
mientras me entierro las uñas en el hígado
y en vez de boleros arpegio maldiciones por todo aquello que perdí.

IV.
Después amaneció este otro momento, ya nada es igual.
Hoy me senté a esperar una disculpa de la vida
que se me cayeran con los ojos las telarañas que se han hecho
en mi parte que vos dejaste hace muchos cigarrillos olvidada.
Pero ya la calle está con pena de que no hayás vuelto a pasar
mientras a los cangrejos los echan de nuestros sueños
y adentro dos látigos me flagelan: uno por culpas y mentiras
el otro por el suicidio de esta verdad.

Comentarios

Despecador dijo…
Gran fertilidad la de tu pluma. Siento verdad en la narración y eso me reclama emociones. Gracias, un abrazo.
Anónimo dijo…
He leído todo lo que has escrito y me parece formidable, prosa dura y a la vez acariciante, muy bellas letras.
Gracias por tu visita en mi blog y tus letras, por el enlace, muchísimas gracias, te enlazo y te sigo...
Besos