Almuerzos (i) Encuentro de amantes



Él da vueltas a la copa y luego capta su olor
Ella mira, en planos distintos, está ahí pero repasa más allá
Ahora él dice algo que la hace reír
y recuerda el momento en el que la alegría era habitual

Tal vez quieran morderse las manos y besarse los miedos
dejar en la puerta las lejanías que ahora solo sirven para recordar
el efecto frenético que provoca en cada uno el olor
que habita entre el cuello y la pasión negada.
Ella podría estirar su pie por debajo de la mesa
Colocarlo entre sus piernas y acariciarle la erección
O él podría deslizar la mano bajo sus enaguas
y tocar una sinfonía en medio del aguacero que la diluvia
mirándose a los ojos sin sonrojarse,
ante la complicidad del mundo que no se entera de lo esencial.

Algo pasa entre el instante del deseo y la compulsa resignación
Ordenan una pizza que condimentan con relatos que no presentan mayor novedad
Recuerdan pasajes tontos sucedidos cuando era más fácil quererse que hablar
Repasan libros y autores, caras conocidas, canciones
Ya nunca mencionan la palabra amor

Ahora se separan, él toma un taxi apresurado mientras ella insiste en caminar
Entre cada paso extraña más el beso que no le dio
y la despedida tan distante le marca signo de interrogación en el vientre
piensa que tal vez ya no la quiere
la sorprende el teléfono que suena
mientras él recorre la vitrina móvil que constituye la calle en movimiento
ha juntado valor para mentir o para al fin decir verdad
se muerde los labios, presiona una teclas
le dice que la va a extrañar
mientras el mundo cruje en las esquinas
como un plástico arrugado queriendo ser ventanal.




2013

Comentarios

Anónimo dijo…
Tan sensual como realmente triste como precioso, muchacha...

Abrazo