Látigo y piel

Para Paulo


Tengo un látigo para cuando sientas que lo merecés
Amarras para recordar que podemos soltarlas
Carnes sin ataduras o institución,
sentires primarios, caballos de estepa recorriendo su libertad
Correas para ceder cuando elegir es nuestro poder
Y mordazas para que no se te olvide todo lo que me deberías decir.

En pugnas de diosas griegas todo es delirio y poder
el juego por el juego
el juego por el placer
discurriendo en cascadas de deseo
eliminando toda fricción de la mente, de la razón.

Deseo animal, ternura animal
mordisco de vuelta
nadie lo supo esperar.
Pulsión y luego frenar. Avanza tres metros.
Vuelve a repetir.

(Mejor si venís solo una noche
que en las satisfacciones puras y húmedas
no debe habitar complicación)

Dominar y castigar.
Ceder. Dar y recibir.
Nos sumergimos en los magmas
para penetrar las pasiones y dejarnos ser.
Ser pura sublimación
con cara de niño emocionado
entre olor a rosas convertidas crema de insistencia
y así completar una vuelta al sol
en una playa que no paraba de mojar.

En algún momento solo vos y yo
Solo piel contra piel hinchada
de carne con sangre, venas, latidos, calor
aprendiendo otra vez a gritar
y decirnos todo lo demás
lo más tierno y más brutal,
gozando del miedo
con ansias y látigos 
que siempre nos van a aguardar.













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